sábado, 25 de enero de 2014

"Serendipity" Capítulo IX: Si la suerte fuese justa, no sería suerte.

Se dice que algunas personas nacen con suerte, con ese tipo de suerte que hace que los planetas se alineen para que todo les salga bien. 
Son esas personas las que te cuentan que vieron los accidentes y que 
gracias a Dios a ellos no les paso nada, o las que salen en esos libros que agrupan a las personas más ricas o famosas del mundo, o simplemente las que no salen en ningún lado porque tienen una vida tranquila y feliz. 
Y es una pena que ella no fuese de esas personas, porque todo habría ido bien, ella estaría bien. 
Y si su profesor también hubiese sido de esas personas nunca habría recibido una llamada en medio de clase porque su hijo se había caído por las escaleras de casa. Y nunca habría tenido que salir del aula. Y no se hubiese ido, y la clase hubiese terminado como todos los jueves por la noche.
Y ella no tendría que haber corrido para llegar a la estación.
Y si la suerte se repartiera equitativamente, aquel chico, el cual tuvo la suerte de encontrarse un billete en la calle, no habría estado tan contento y tal vez no la hubiese dejado pasar antes o simplemente ni se hubiese fijado en ella. Y ella no hubiese cogido ese tren. Y la hubiera dado tiempo a llegar hasta el primer vagón mientras esperaba para coger el siguiente. Y en aquel vagón de aquel tren que nunca llegó a coger no se hubiese encontrado con aquel hombre, el cual nunca debió salir de permiso. Y aunque no lo supiera, hubiese tenido suerte.
Pero no la tuvo, y el destino o la suerte quiso que fuera así.

FIN. Y mucha suerte. 

lunes, 20 de enero de 2014

"Serendipity" Capítulo VIII: Último tren.

Tuvo suerte de que aquel chico fuese tan amable, porque su tren ya había entrado en la estación. 
Corrió, corrió como si no hubiese más trenes. Ella y su manía de no dejar pasar un tren.
Hubiera tenido más suerte si hubiese conseguido llegar hasta el primer vagón, el idóneo para su parada, pero la suerte es una lotería y nunca toca dos veces seguidas. 
Al fin se subió al tren, sí, pero en el último vagón y tampoco estaba en posición de decidir, además, así iría más tranquila, en el último no solía ir nadie.  
Pero ese jueves por la noche sí que se subió alguien más. Se sentó delante suya, no dejaba de mirarla y de mover constantemente la pierna, parecía nervioso.  
Ella estaba ajena a todo, inmersa en un libro que la habían dejado hacía unos días. Pero la incesante mirada de aquel hombre la desconcentró. Ella sabía muy bien distinguir las miradas, sabía que querían decir, era como si gritasen y ella pudiese oírlas. Ella lo sabía, sabía qué iba a pasar. 
Su parada era la última de la línea. Cuando el tren llegaba a la estación se vaciaba y se quedaba parado hasta volver a empezar el mismo recorrido pero al revés. 
El tren ya estaba vacío, todos los que compartían destino habían salido. Todos menos ellos dos. 

sábado, 18 de enero de 2014

"Serendipity" Capítulo VII: Pararse a pensar.

Sin embargo, durante la clase, su profesor recibió una llamada y tuvo que abandonar la clase repentinamente.
Tenía que dejar la clase por hoy. Es una de las consecuencia de tener familia numerosa, ser profesor y que te pongan horario de tarde, pero la familia siempre es lo primero. 
La verdad es que tampoco la importó mucho salir antes de clase, así llegaría antes a casa y podría descansar. 
El hecho de que hubiesen salido antes descolocaba un poco su horario, sus trenes pasaban cada cuarto de hora y perder uno no la hacía ninguna gracia.
Ya se había hecho de noche y su paso cada vez era más acelerado porque sabía que en escasos tres minutos pasaría el próximo tren.
Entró en la estación más corriendo que andando y un chico la dejo pasar delante suya por los torniquetes del tren al verla tan apurada. A ella le gustan ese tipo de detalles, y más si vienen de desconocidos, es amabilidad sin precio, pura. 

Y por un momento podía haberse parado a pensar qué hacer, si seguir corriendo o quedarse para intentar charlar con aquel chico. Pocas veces te encuentras con gente así. 
Y tal vez se hubiesen dado cuenta de la cantidad de gustos que tenían en común, o todo lo contrario, y hubiesen disfrutado de una charla donde ambos compartirían distintos puntos de vista sobre una misma cosa. Y aunque hubiese perdido ese tren, llegaría a casa ilusionada por haberle conocido.
Pero no lo hizo, no se paró a pensarlo...

lunes, 13 de enero de 2014

"Serendipity" Capítulo VI: Jueves.

Salió de su casa alrededor de las 15:00. Le gustaba tener universidad por las tardes. No tener que madrugar, salir cuando aún se notaba el calor del sol en las calles... eso para ella era un placer. La única pega era la rutina, conocer todos los horarios de los trenes, coger siempre el mismo tren de las 15:26 para llegar a la universidad a las 16:00.
Los jueves eran días largos. Dos horas de clase de Anatomía, descanso de diez minutos, hora y media de Psicología, descanso de cinco minutos, y otra hora y media de Laboratorio. 
Tener laboratorio tan tarde era algo agotador, pero siempre hablaba de lo genial que sería llegar a segundo curso para poder hacer todas esas prácticas de las que tanto hablaban los de un curso mayor, así que no podía quejarse.
Además el profesor siempre amenizaba las clases con alguna que otra historia sobre sus hijos y sus dotes de investigadores.
Cuando terminaron las clases, se dirigió a la estación como cada jueves por la noche para coger el tren de siempre.

Y eso es lo que hubiese pasado si aquel jueves hubiese sido como todos los anteriores, pero no lo fue...